Con la crisis, muchos de nosotros nos hemos visto obligados a realizar trabajos que nada tienen que ver con lo que habíamos estudiado o para lo que nos habíamos estado preparando. Sin embargo, en algunos casos (y muchos de vosotros me daréis la razón), la vicisitud en la que nos hemos visto obligados a estar nos ha abierto nuevos caminos que, en mi caso, por ejemplo, ha significado un giro de trescientos sesenta grados, un lavado completo de cara y una nueva ilusión que, a base de estudiar, prepararme y muchísimo trabajo, estoy convirtiendo en mi rol de vida.