José Arce, terapeuta canino, ayuda a solucionar los problemas que tienen las personas con sus perros. Mantiene que en el 99,9 por ciento de los casos en los que existe un conflicto grave entre amo y mascota, la culpa es del dueño.
Los días se convierten en retos para este rehabilitador, porque sabe que podrá solucionar los problemas que impiden que un perro tenga una buena relación con su propietario. Juega con un arma secreta, tres palabras mágicas: "Conócelo, ámalo y respétalo".
Cada animal es diferente independientemente de su raza, de la misma forma ocurre con los humanos. Por ese motivo, es vital conocer su naturaleza, es decir, si es dominante, controlador, sumiso, seguro e inseguro.
Lluc Garcia "Una vez que entréis por la verja no tenéis que tocar a los perros, ni mirarlos; ellos os empezarán a oler y yo os haré una ruta por el jardín, así entenderán que sois de mi familia". Con estas palabras José Arce, terapeuta canino, nos recibía en su hogar. Nueve perros de distintas edades y tamaños componen su manada junto con un caballo. Arce quiere dejar constancia de que en "el 99,9% de los casos los problemas que tenemos con los perros son culpa nuestra, lo que no significa que actuemos con maldad".
Su pasión por estos animales siempre ha estado presente en su vida. "De pequeño crecí en una familia donde me enseñaron a tratarlos con respeto". Un día se despertó y quiso que su fascinación por los perros se convirtiera en su trabajo. El detonante que le impulsó fue darse cuenta de que en las noticias se veían casos en los que estos animales mordían a niños. Ese animal se sacrificaba y el chico terminaba traumatizado. Entonces, al observar que hoy en día sigue sin producirse ningún cambio en relación a este tema, decidió en 2008 montar su centro terapéutico canino y rehabilitar a los perros con problemas.
Al cumplir 12 años, José ya tenía la certeza de entender por qué estos animales deciden morder a una persona. "Intenté ayudar a una mujer porque su mascota no le hacía caso, y se lo tomó a mal". En ese momento, comprendió que no podría apoyar a nadie que no quisiera.
"Cuando era más joven no estaba preparado para explicarle a un individuo cómo comunicarse con su animal, sin embargo, ahora sí. Ya que mi trabajo consiste en sacar lo mejor que tiene una persona para reconectarse con su perro, pero solo puedo trabajar con gente que esté abierta y quiera ser ayudada", explica detenidamente mientras acaricia a uno de sus nueve perros en la terraza de su amplio jardín en los alrededores de Sineu.
Tratamiento terapéutico canino
Los días se convierten en retos para este rehabilitador, porque sabe que podrá solucionar los problemas que impiden que un perro tenga una buena relación con su propietario. Juega con un arma secreta, tres palabras mágicas: "Conócelo, ámalo y respétalo".
Su trabajo comienza en el momento que un cliente decide dar el primer paso y ponerse en contacto con él. Esa llamada siempre suele venir acompañada de la frase tengo un problema con mi perro. Entonces Arce, pacta un día con el propietario del animal y posteriormente acude a su vivienda, ya que su filosofía es que, "el problema de la comunicación entre el perro y la persona es del dueño, que hace algo mal".
Una vez que llega a la casa del cliente, este le cuenta las dificultades que tiene para controlar a su can. José utiliza sus habilidades como terapeuta y reconduce la relación con el perro.
El amante de estos animales parte de que "el problema es siempre de la persona". Por ese motivo: "La solución está en la individuo no en el animal".
No todos los casos a los que ha abordado el terapeuta tienen la misma magnitud. Existen algunos que son excepcionales, como puede ser que "un perro haya estado muchos años en la perrera y como les da pena le dejan hacer lo que quiera, aquí habría que reeducar al perro".
Con una sonrisa en la cara el terapeuta de perros hace hincapié en un acontecimiento que le llamó especialmente la atención: "Una mujer me llamó una mañana diciéndome que su perro le había mordido la nariz a su marido". Le sorprendió gratamente que la propietaria no hubiera optado por el camino más fácil, llevarlo a la perrera o sacrificarlo. "En ese momento me di cuenta de que la familia quería a ese animal, y a pesar del incidente estaban dispuestos a hacer todo para ayudarle". En un par de horas el terapeuta utilizó su ingenio y corrigió el obstáculo que había ocasionado este percance.
Los casos más comunes a los que se enfrenta José Arce van desde perros que muerden, que ladran en exceso o que lloran cuando los dueños no están en casa, hasta que tiran con mucha fuerza de la correa cuando los sacas a pasear.
Arce se toma muy en serio todos los problemas que preocupan a los propietarios que recurren a él. "Una vez que estoy allí le explico a esa persona porque le está pasando eso y hasta que veo que la persona lo ha entendido, no sigo". Incluso hay citas en las que no ha llegado ni a tocar a los perros. "En cosa de horas o en un día soluciono el problema".
Recurriendo a la base del problema junto con la ayuda del propietario resuelve el enigma que existía entre ellos. "Yo me voy y dejo que esa persona siga haciendo la rehabilitación con el perro a lo largo de los días". Tiene la certeza de que siempre que el dueño lo haga de forma correcta es eficaz en el 100% de los casos.
De los 250 perros que trata José al año, únicamente trae a su casa cuatro o cinco, los casos más graves. "Una vez que traigo a un perro lo primero que hago es dejar que se comporte como es, solo así puedo rectificar sus conductas". Los animales se pasan en su vivienda mínimo una semana, y una vez que se termina su terapia ya están rehabilitados.
Una niña está jugando con su perro y el animal le muerde las piernas. Sucesos como este ocurren varias veces al año. Sin embargo, los padres justifican al can diciendo que estaban jugando: "El problema viene dado cuando se empieza a humanizar, es decir, cuando se le da una explicación humana al comportamiento del perro". Y añade: "Los perros son animales y hay que tratarlos como tal y con respeto".
Consejos para educar a un perro
Cada animal es diferente independientemente de su raza, de la misma forma ocurre con los humanos. Por ese motivo, es vital conocer su naturaleza, es decir, si es dominante, controlador, sumiso, seguro e inseguro.
Una vez que se haya comprendido el significado de conocer a un perro hay que respetar su carácter y no querer cambiarlo. Tenemos que evitar que no conduzca su condición de forma negativa: "Eso se consigue enseñado al perro cómo la tiene que enfocar".
Cuando se hayan conseguido estos objetivos "hay que tratarlo como lo que es y disfrutarlo pero siempre sin olvidarnos que es un perro". José suaviza su tono de voz y añade: "El secreto está en que no queramos cambiar al perro convirtiéndolo en lo que nosotros queramos, sino dejar que sea como es".
Uno de los problemas más comunes que influyen en que las personas no conozcan a un perro es la poca información y la fácil accesibilidad con la que puedes conseguirlo. Actualmente y cada vez más cualquiera puede adquirir un can: "Compran un perro porque les parece bonito y no comprenden la comunicación con ellos". Como consecuencia de ello se suman muchos abandonos y renuncias. "En Alemania hay que pagar un impuesto por tener un perro, así más de uno se lo pensaría", explica con cierta resignación.
José Arce quiere que todo el mundo conozca su filosofía y que así se supriman los sacrificios que ha ido viendo a lo largo de su vida. Es tal su pasión por estos animales que ha escrito un libro explicando a través de cinco pasos, Cómo se puede conseguir la conexión perfecta con tu perro.
El terapeuta manifiesta su opinión sobre las que hoy se consideran razas potencialmente peligrosas.
"La raza es muy importante pero para mí existe mucho racismo en este asunto". Hace constar que "no existe ninguna raza más difícil de educar que otra". Se entiende remontándonos al origen de la especie. Estos animales vienen de los lobos, recuerda. "Se piensa que fue durante una época en la que había poca caza, y empezaron a comer restos de comida humana". Poco después terminaron acercándose al hombre hasta convertirse en domésticos. "Las razas las hemos hecho las personas, no han nacido de la nada. Hemos apareado a distintas hembras con machos para que nos salgan con unas características determinadas". Ese es el motivo por el que cada raza tiene sus particularidades, y no por ello unas tienen que ser más peligrosas que otras, todo depende de la educación que los propietarios decidan darles, sostiene el especialista.
Fuente: http://www.diariodemallorca.es/
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