jueves, 9 de abril de 2015

Cuidado, niños y perros: las orugas procesionarias atacan en Madrid

Orugas procesionarias como las que están asolando Madrid localizadas junto a un pino.
DIEGO SINOVA
 
Vecinos y sindicatos alertan de estas larvas, peligrosas por sus pelusas urticantes.
 
Quizás aprovechando la coyuntura de la Semana Santa, proclive a sus actividades, la oruga procesionaria ha tomado la ciudad de Madrid o, al menos, amplias zonas de ella. Convertidas en pardas mariposas, los ejemplares adultos se aparean en verano y forman sus nidos en madejas espirales al abrigo de las copas de los pinos, aunque también pueden encontrarse en cedros y abetos.
Entre septiembre y marzo permanecen en el estado denominado larvario, luego, a partir de abril, convertidas ya en orugas, descienden al suelo, o simplemente caen, para enterrarse y continuar su metamorfosis.
 
Guiados por un ejemplar hembra, en una fila india muy característica, por la que son comúnmente conocidas con el nombre de procesionarias, miles de estos lepidópteros han sido detectados recientemente en las plazas interiores del Barrio del Pilar, Lacoma, Ramón Gómez de la Serna y Mirasierra, entre otros sitios del distrito de Fuencarral.
 
Igualmente, su marcial paso se ha hecho sentir en la avenida de los Caprichos en el distrito de la Latina; en la calle Basílica con Orense (Tetuán); en las zonas verdes de la avenida Aguilar de Campoo número 1 y de las calles de Valdesangil número 15 y Sánchez Preciado número 43; y en el arbolado urbano de la calle Valdevarnes (Moncloa).
 
También se han recibido quejas de los vecinos del Parque de San Isidro; de Palomeras, entre Pablo Neruda y la Albufera, y de los bloques adyacentes a la avenida de América (conocidos como «las Colonias») en Prosperidad, según ha denunciado Miguel Ángel Sancho, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Sección Sindical Intercentros de CCOO del Ayuntamiento de la capital.
 
Riesgo para niños

Lejos de suponer sólo una incomodidad pasajera y pintoresca, la plaga de procesionarias entraña un riesgo importante para niños y mascotas porque llaman mucho la atención y el simple contacto con sus dardos urticantes puede provocar desde reacciones cutáneas más o menos severas en ojos, boca y bronquios hasta, en personas especialmente sensibles, anafilaxia severa.
 
 
Debido a la gran cantidad de pelos urticantes y su ínfimo tamaño no sólo el contacto directo, sino también vía aérea, las orugas pueden provocar daños en las zonas infestadas. En los humanos las afecciones más habituales por ellas provocadas son cutáneas. En los animales, sobre todo en los perros, el contacto con las orugas procesionarias puede llegar a ocasionar problemas graves.
 
Según explica el veterinario Juan Andrés Alvarado, «las localizaciones, el pronóstico y las secuelas de las lesiones están estrictamente relacionados con la parte del cuerpo afectada, con la intimidad del contacto y con la precocidad del tratamiento: la localización más frecuente es la oral (estomatitis) produciendo glositis (lengua) o queilitis (labios) dejando lesiones ulcerativas y que progresan a necrotizantes».
 
El animal puede llegar incluso a morir si no se somete a una intervención veterinaria prácticamente inmediata, en el rápido periodo de una o dos horas desde el momento en que entrara en contacto con las pelusas urticantes de las orugas procesionarias en cuestión.
 
En CCOO atribuyen la plaga a «que no se han tomaron las medidas preventivas preceptivas en septiembre y octubre» pasados, como podar, quemar los bolsones y fumigar los árboles. Ahora lo único que pueden hacer los vecinos de las zonas afectadas es tener cuidado, especialmente donde haya pinos, mirar al suelo, y llevar al perro bien atado para evitar sustos.
 
En opinión del sindicato Comisiones Obreras, la colonia de orugas procesionarias «vuelve a dejar en evidencia los contratos integrales, ya que las empresas concesionarias de los servicios de jardinería están demostrando que ni están preparadas ni, lo más importante, están dotando el personal suficiente como para acometer todos aquellos trabajos que los pliegos les exigen», explicó Sancho a este diario.
 
Una guía rápida: cómo actuar

Juan Andrés Alvarado es veterinario, y valora para este diario la plaga de orugas procesionarias que asola Madrid en Semana Santa. ¿Cómo se produce la intoxicación de un perro al contacto con la oruga procesionaria? Los pelos del dorso del artrópodo, en caso de contacto, se rompen y la ampolla deja salir la toxina, ocasionando una potente reacción inflamatoria prolongada por la permanencia de los pelos que se quedan clavados a la zona de contacto. También por el contacto con los nidos. ¿Cuáles son las formas de poder detectarlo? Tras un contacto oral, el animal demuestra nerviosismo, se toca la boca con las patas, hipersaliva, y en pocos minutos desarrolla la inflamación de la lengua, y puede que de labios, hasta la incapacidad de cerrar la boca. Al cabo de una hora, si se deja progresar la sintomatología, puede producir dificultad respiratoria, edema laríngeo (sobre todo por ingestión), fiebre, convulsiones, respuesta inflamatoria sistémica y muerte. La lesión local tiende a evolucionar hacia la necrosis de la lengua con posibilidad de pérdida de parte de la misma. El contacto con ojos o con nariz puede ocasionar blefaritis, queratitis y rinitis. ¿Qué hacer para aliviarle? Lavar la lengua o la zona afectada con agua caliente, vinagre o jabón, pero sin frotar la parte lesionada, y buscar un veterianrio de guardia urgentemente.
 
 
 

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