LA NAVIDAD es una fiesta para pasar con alguien los obligados fríos. Yo la pasaré con mis perrillos.
De todas las criaturas de este mundo, son quienes más se alegran de tenerme a su lado; para quien yo, sin duda, soy lo más necesario: más que el pavo, el turrón y el besugo, para quien los consiga...
Todo perro, en el fondo, es amo de su amo: porque él es el amante. Cuando un perro entra en una casa, la primera semana le hace compañía a quien lo entró; la segunda, es ya quien lo entró quien le hace al perro compañía; la tercera, quien lo entró se da cuenta de que la forma que tiene un perro de acompañar es pedir que lo acompañen.
En Nochebuena, junto a Mambrú y Olé, pensaré en los perros sin amo. Es decir, evitaré pensar en mí y en sentir celos de los perros ajenos. Y desde aquí, en el campo, pensaré en la soledad que nos acompaña... Por las calles de las grandes ciudades, por los campos tan fríos y tan solos... Pensaré en los perros, y en los que no somos, de momento, perros a los que nadie quiso retener, a los que nadie se ha acercado nunca para ponerles un nombre y un collar. A quienes nacieron para vivir una vida baldía.
Fuente: http://www.elmundo.es/
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