Decirle "Adiós" a un amigo siempre es difícil, pero cuando ese amigo -además- te ha sido fiel toda su vida, el dolor es aún más intenso.
Nosotros, ayer, tuvimos que tomar la decisión más difícil de nuestra vida: dejar que nuestra perrita sufriera hasta que su corazón decidiera por nosotros o tomar nosotros la decisión menos egoísta para ella. Nuestro corazón decidió por nosotros.
Wanda siempre ha sido muy especial para nosotros. Su belleza, su energía y su fidelidad la han caracterizado a lo largo de los once años de vida que hemos compartido juntos. Como musa, fue la inspiración que sembró los cimientos de Toysacan. Como amiga, ha sido insustituible. Como madre, inigualable.
Wanda siempre ha tenido una energía inagotable. Cuando ella apenas tenía la respiración agitada, nosotros teníamos la lengua fuera. Con sus juegos, siempre nos ha hecho reír. Ha tenido ocurrencias que nos han hecho la vida más alegre y feliz. Su curiosidad por las cosas y el mundo que la rodeaba, a veces, rozaba lo irrazonable. Ha sido especial, muy especial para nosotros.
Wanda ha sido una madre entregada. Con cuatro camadas a sus espaldas, sus cachorros han sido su vida; la alegría de nuestra casa. Pendientes de ellos, los lamía, alimentaba y abrigaba. Ha sido una madre excepcional. Las personas que se llevaron alguno de estos cachorros a sus casas, han podido vivir su propia experiencia por sí mismos.
A diferencia de muchos, hemos tenido la suerte de poder decirle "adiós". Mirarnos frente a frente y confesarnos nuestros últimos secretos, ha sido una fortuna que no puedo agradecer con palabras.
Wanda se lleva consigo nuestros secretos mejor guardados, nuestras confidencias más inconfesables y nuestros miedos mejor guardados. Siendo nuestra amiga, siempre ha sabido escucharnos y comprendernos (al menos, dejaba que nos desahogáramos).
A pesar de lo duro que ha sido la despedida, la tristeza y la pena que han invadido mi corazón han sabido transformarse en orgullo. Orgullo por una perra que lo ha dado todo por mí. Orgullo por una perra que nunca me ha fallado. Orgullo de padre, amigo y compañero.
Y sí, Wanda, algún día volveremos a encontrarnos. Y sólo entonces, espero poder devolverte todo aquello que tú me has dado: amor, fidelidad, tranquilidad, paz, alegría y orgullo. Gracias. Gracias por haber formado parte de mi vida. Gracias por haber sido la perra que has sido. Gracias por haber sido mi amiga.
Muchas gracias, mi niña.
Animo Ángel, te queda todo lo que tu has dicho , lo bonito el recuerdo, y todo lo que ella fue para ti, ella se fue pero todo lo demás queda.
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