- El programa R.E.A.D, nacido en EE UU en 1999, llegó de forma pionera a dos colegios madrileños el pasado mes de octubre.
- Da igual la raza o el tamaño para ser un perro de lectura, aunque no es tarea fácil: el 40% de los que se presentan al examen suspenden.
Bea espera pacientemente sentada en un aula llena de dibujos y creaciones infantiles del colegio público Ciudad de Columbia de Tres Cantos, en el suelo hay una manta roja y varios cuentos diseminados por encima, todos con ilustraciones de perros. En una de las paredes de la clase abundan los pictogramas que anticipan actividades a los niños, imprescindibles en un colegio con un aula para niños con Trastorno Generalizado del Desarrollo, es decir, dentro del espectro autista.
La puerta se abre al fin y entra un niño sonriente que se dirige directamente a saludar a su profe Bea, que mueve la cola en respuesta. Sí, la cola. Bea es un perro. En breve Bea tendrá varias sesiones de trabajo, de unos veinte minutos cada una, con varios niños del colegio. En ellas ayudará a los pequeños a mejorar sus competencias leyendo, comprendiendo lo que leen y también su autoestima. Lleva haciéndolo desde que el pasado mes de octubre arrancó el programa subvencionado por el Ayuntamiento de Tres Cantos en ese centro y en el otro colegio del municipio que también tiene un Aula TGD, el C.P. Aldebarán.
Se dirigen a la alfombra y Bea escoge el lugar para tumbarse y la postura que adopta junto al niño, que enseguida coje uno de los cuentos y lo pone sobre su lomo deseoso de comenzar a leer. Hoy parece que Bea tiene calor y deja medio cuerpo fuera, sobre las losas. " Lo fundamental es el bienestar del perro, no se le va a obligar a trabajar. Si está agobiado por lo que sea, tiene mucho calor, le ha sentado mal el pienso... no se trabaja. A veces ha pasado" explica Elena Dominguez, la entrenadora y propietaria de Bea.
Bea y Elena son uno de los tres equipos en activo de Perros y letras, representante en España del programa R.E.A.D. (Reading Education Assistance Dogs), nacido en 1999 en EE UU. Demostró tan pronto su efectividad que a día de hoy hay en todo el mundo más de 4.000 equipos. En España pronto serán más, "a finales de junio tenemos ya el primer curso con gente de Zaragoza, Teruel, A Coruña, Madrid..."
Elena es la parte invisible de este binomio de trabajo en pro de la lectura. Ella es la que hace las señales en las que se apoya Bea para avisar a su pequeño lector con un movimiento de pata cuando ha habido un fallo en la pronunciación o hay una palabra que no entiende y conviene buscar en el diccionario. Cuando hay que explicarle un término complejo levanta la oreja y el niño se agacha a susurrarle la explicación. Si Bea está conforme, vuelve a decírselo al pequeño con la pata tras recibir la señal de Elena, a la que los niños parecen no ver. La estrella es la perra.
"Nosotros no existimos. De hecho esa es la gracia. Al principio me sorprendía y me mosqueaba. Decía "no se acuerda ninguno ni de cómo me llamo. Algo estoy haciendo mal seguro", pero desde EE UU me decían "eso es fenomenal, nuestra labor es desaparecer". La conexión se establece con ella, no conmigo. La protagonistas son las perritas".
No todos los niños del colegio trabajan con Bea, aunque todos la conocen y acarician cuando se encuentran con ella: "Cuando iniciamos el programa valoramos a qué alumnos iría destinado el programa y le dimos prioridad a los alumnos del aula TGD y a aquellos que tenemos dentro del programa de logopedia o trabajando con el profesor de pedagogía terapéutica, niños con dificultades a la hora de leer o hacerlo en público, a los que leer les crea ansiedad y frustración. Es un programa que tiene unos objetivos concretos para cada alumno que se van evaluando constantemente", explica Laura Bles, directora del centro.
¿Y es realmente efectivo?
"Mucho, estamos muy satisfechos. Bea crea un clima de seguridad y poco a poco va ganando su confianza, se van relajando y venciendo esos miedos o frustraciones. Además hemos visto como niños que socialmente tenían problemillas ahora se encuentran con que todos los niños quieren jugar y hablar con ellos. Los padres también están muy contentos. Hay niños que en su casa antes no cogían nunca un cuento y nos cuentan las familias que ahora les gusta leer, les gusta ir a comprar un libro", defiende Laura.
"Lo ves inmediatamente, para nosotros es muy gratificante porque ves la evolución de los niños muy pronto" corrobora Elena.
Todos los niños y también con adultos
También es beneficioso para niños que no tienen dificultades. El programa se adapta a cada niño. De hecho las perritas R.E.A.D. en España no solo acuden a colegios, también van a centros cívicos, librerías y bibliotecas. "Todos los niños se benefician, mejora su autoestima, su motivación, conectan muy bien con el perro, que nunca les juzga ni les critica. Los únicos niños con los que no podemos trabajar es con los que tienen alergia por razones obvias" asegura la adiestradora.
¿Y los que tienen fobia a los perros?
Pues eso también se trabaja y se supera con los perros de lectura. "En este mismo colegio hemos tenido un niño con autismo y con fobia después de que le mordiera un perro en la cara. Con él lo hicimos de manera más relajada. Empezó en una sillita sin entrar en la zona de trabajo y tendrías que verle ahora tumbado encima de Bea, cogiéndole la pata y dándole besos".
Y no solo pueden ayudar a los niños: "en los países nórdicos y en EE UU ya empiezan a trabajar con adultos con dificultades lectoras, recuerdo por ejemplo el caso de un señor que tuvo un accidente de tráfico, se quedó fatal y con una depresión grave, al que le ayudó muchísimo", comenta Elena.
Da igual la raza y el tamaño
De momento las tres perritas R.E.A.D son labradoras, la raza por excelencia en perros de asistencia, pero no hay ningún requisito de raza. Cualquier perro potencialmente puede ser un perro de lectura. "De hecho el programa empezó en la biblioteca de Salt Lake City con un dóberman y un rottweiler, usar esas razas en España sería impensable. Y tampoco hay criterios de tamaño, en Finlandia tenemos un bichón maltés que trabaja con adultos", comenta Elena.
Si alguien cree que podría ser un equipo de lectura junto a su perro no tiene más que ponerse en contacto con Perros y letras, pero la cosa no va a ser fácil. "El perro tiene que cumplir los requisitos de temperamente internacionales de Pet Partners. Se valora muchísimo la relación entre guía y perro, es fundamental. Tiene que estar controlado en todo momento y hay que hacer el curso R.E.A.D. con todas las bases teóricas y el entrenamiento. Y toca pasar un examen que no es sencillo; de entrada lo vamos a hacer en un entorno muy estresante como la estación de Atocha. Hasta el 40% de los perros suspenden".
Y hay más aprendizajes que se llevan los niños que entran en contacto con los perros R.E.A.D: "Todos los libros que vemos son de temática perruna, con lo que también trabajamos la tenencia responsable de animales de compañía. En las librerías y bibliotecas lo hacemes diferente: vamos con tres perros, dos de lectura y uno becario que está aprendiendo todavía y otra persona de apoyo. Los niños que están en espera de turno lector están trabajando los saludos, el lenguaje canino para evitar accidentes que todos los niños deberían conocer, llevamos el cepillo y las toallitas, hacemos juegos de rol con ellos para que sepan como aproximarse, estudiamos héroes perrunos, perros famosos tipo Balto. Lo trabajamos muchísimo con ellos porque es fundamental".
Fuente: http://www.20minutos.es/
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