domingo, 2 de agosto de 2015

Tratar a los perros como humanos les causa ansiedad


  • Cerebro canino funciona diferente y ciertos tratos tienden a confundirlos
  • Ejercicio y socialización son cruciales para salud mental de canes
El 90% de los casos que llegan a la clínica de conducta de la organización Fogaus se deben a que los dueños tratan a sus perros como personas y las mascotas, al no saber cómo comportarse, sufren de ansiedad.
 
Ese trastorno se da, por ejemplo, por la separación, ya que se crea una dependencia emocional entre animal y ser humano.
 
Ocurre cuando el can se queda solo en la casa porque su dueño sale a trabajar o a estudiar. Algunos dueños se despiden de su mascota, lo cual ya es una señal de humanización.
 
Al sentirse abandonado por su manada, el animal llora, destroza cosas o se orina y defeca en diversos lugares, principalmente cerca de ventanas y puertas.
 
El ser humano puede interpretar esta conducta como venganza por dejarlo solo, pero el cerebro de los perros es incapaz de elaborar ese tipo de conceptos.
 
Simplemente está reaccionando a la soledad, la cual se ve reforzada cuando el dueño se despide de él o lo saluda al entrar a la casa luego del trabajo.
 
El comportamiento de los perros está determinado en un 80% por factores ambientales, y el otro 20% se debe a la genética.
 
Respecto a la genética, unas razas están más predispuestas a la ansiedad y a sufrir por nervios.
 
Los investigadores de la Universidad de Duke (EE. UU.), en un estudio publicado en la revista científica Animal Cognition, observaron que un poco de estrés podría ser bueno en los perros, pero esto dependerá de la raza o el can, en el caso de los ‘mestizos’.
 
Las razas más calmadas podrían beneficiarse del estrés, ya que al aumentar el nivel de emoción y urgencia, también se incrementa su capacidad de concentración en la tarea con tal de obtener el premio.
 
En cambio, en razas o perros hiperactivos el efecto fue contrario. El aumento del nivel de estimulación solo hizo que tardaran más tiempo en hacer la tarea e incluso desertaran de ella.
 
“También hay que tener en cuenta el nivel de energía del perro, no necesariamente el tamaño. Un beagle es pequeño, pero este es un perro de caza y tiene una gran energía”, destacó David Peiró, director de Fogaus y especialista en etología (estudio del comportamiento de los animales).
 
Según dijo Laura Castro, médica veterinaria de la Universidad Nacional (UNA), un can con problemas de ansiedad puede padecer de colitis, gastritis, incontinencia urinaria, vómito, diarrea y desnutrición porque no come.
 
“El perro no puede hacer nada por modificar su conducta”, comentó Peiró y agregó: “Entonces nos corresponde a nosotros ser más ‘perros’ para entenderlos”.
 
Cerebro canino

Seres humanos y cánidos están juntos desde hace 27.000 años, pero no quiere decir que ambas especies tengan procesos evolutivos similares.
 
Si bien el cerebro humano y canino comparten la característica de poseer dos hemisferios y eso deriva en algunas similitudes, su funcionamiento es diferente.
 
“Cuando al perro se le trata como persona, creyendo que tiene sentimientos y capacidades cognitivas como para entendernos, lo que en realidad hacemos es confundirlo”, sostuvo Peiró.
 
Los canes piensan y recuerdan, pero no manejan conceptos abstractos como el bien o el mal.
 
“Para un perro, el ser humano es perro. Somos parte de su manada, aunque somos una manada muy rara porque, aunque andamos en grupo, no seguimos sus mismos patrones de conducta social”, comentó Peiró.
 
Lo cierto es que los cánidos son altamente sociables. Evolucionaron para ello como mecanismo de supervivencia. Al consumir presas más grandes en tamaño, hicieron de la colaboración un método de caza y, por eso, la manada es lo máximo, al punto que darían su vida por ella.
 
“A diferencia del gato que, al cazar presas pequeñas, no necesita socializar con otros y por eso es un animal solitario”, acotó el director de Fogaus.
 
Esa característica es quizá lo primero que una persona debe entender: dueño y mascota constituyen una manada.

Tenga claro qué implica recibir en casa a una mascota
Por eso, los perros criados en la calle y abandonados son más susceptibles a desarrollar apego con su dueño, ya que este le provee alimento, refugio y cuidados, algo que no tenía antes y por ello, defenderá a su ‘manada’ con una mayor intensidad.
 
Para que una manada funcione, necesita estructura y jerarquía. Esta siempre estará liderada por un alfa y cuando se trata a un perro como humano, este va a creer que es él.
 
“Si el perro duerme en nuestra cama y le damos de nuestra comida, llegará el punto en que creerá que es el jefe y él no tiene la culpa; nosotros le hemos dicho que puede ser jefe”, explicó Peiró.
 
En condiciones naturales, el alfa no comparte su espacio ni su comida. “Al permitirle dormir en nuestra cama, el perro está entendiendo: ‘Mirá, el jefe me está cediendo su lugar’. Un alfa come lo suyo y las sobras son para los demás. Cuando uno le da comida a un perro, le está enviando señales de dominancia”, acotó el especialista en etología.
 
Ser el alfa de la manada implica instruir disciplina, pero esto no debe confundirse con maltrato o indiferencia. “Los perros son tan sociales que lo más importante para ellos es conseguir la atención del líder, esa es su obsesión”, añadió Peiró.
 
Las personas que lucran con las peleas de perros utilizan esta característica de los cáninos para cometer el delito porque –con tal de agradar a su dueño o alfa – un perro es capaz de matar o morir en combate.
 
“No hay ‘razas peligrosas’, sino una educación incorrecta”, enfatizó Peiró.

Fuente: http://www.nacion.com

 

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