En la barriada de Valdepasillas de Badajoz apareció un perro suelto con la cadera fracturada. Una señora lo llevó a una clínica veterinaria y avisaron a la Policía Local. Le pasaron el lector de microchip y el dueño fue localizado. Éste dijo que ese perro ya no era suyo y lo había cedido a otra persona. Se localizó al poseedor, que declaró haber perdido al animal ocho días antes. Sin embargo, el veterinario lo desmintió al afirmar que la cadera llevaba rota hacía veinticinco días como mínimo.
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