jueves, 5 de junio de 2014

Los perros y nosotros

 
Collie en el cementerio La Piedad. Foto: La Capital
 
Más de una vez he visto a un mendigo desastrado a la puerta de un establecimiento comercial o de una iglesia pidiendo limosna acompañado de un perro. En más de una ocasión, me dediqué a observarlos durante unos instantes, y entonces pude comprobar el gran cariño que mostraba el perro hacia su dueño. Eso me hizo pensar que seguramente no existe ningún ser vivo en el mundo que sienta hacia otro un afecto tan sincero y desinteresado. Desde que hice esa reflexión, no dejo de admirar a los perros.
 
 
Por eso, cuando elegí el título para este artículo, decidí ponerlos por delante de nosotros. No sé si se pueden comparar los perros y los humanos, pero no tengo la más mínima duda de que ellos son mejores con nosotros que nosotros con ellos.
 
El perro quiere y es fiel a su dueño, a pesar de que no tuvo ninguna posibilidad de elegirlo: es éste quien lo escogió a él. Pero ningún dueño podrá negar que una vez que el can lo consideró su amo, se entregó a él sin reserva alguna. Y es que al perro no le importa si su amo es rico o es pobre, si es guapo o es feo, si es alto, bajo o contrahecho, en fin, si vive en una gran mansión o es un sintecho. El can es feliz a su lado por el solo hecho de estar junto a él, y prescinde por completo de cómo le haya ido a su dueño en la vida. Y lo que todavía es más relevante, lo quiere para siempre, no deja de estar a su lado aunque le dé poco y mal de comer o le pegue.
 
 
Nosotros, en cambio, cuanta más riqueza poseemos más selectivos nos volvemos al adquirirlos. Escogemos la raza (a ellos les da lo mismo cuál es la de su dueño), buscamos a los que tengan el mejor pedigrí (a ellos les da igual que seamos marqueses, condes o pordioseros), y una vez que los tenemos no digo que no los queramos, pero sí que hay quien los tiene sobre todo para presumir.
 
 
Lo que antecede hace que me pregunte si lo que sienten los perros es amor u otra cosa distinta que, por desgracia, desconocemos los humanos. Habrá quien diga que eso más que amor, es sumisión al que manda. Es posible que haya algo de eso, nunca he sido perro, ni ningún perro me explicó qué sentía por su dueño. Pero ¿se trata solo de sumisión al dueño? ¿Explica por sí solo tal sentimiento esos actos heroicos de algunos perros como el de la noticia que sigue?
 
 
Murió Collie, el perro que vivió nueve años junto a la tumba de su dueño
 
El animal, tras el fallecimiento de su dueño, no pudo ser apartado del cementerio La Piedad, donde este estaba enterrado. Murió en la mañana del miércoles por una insuficiencia renal a los 14 años.
 
 

 

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