jueves, 27 de febrero de 2014

Conoce algunos tips para que tu perro te entienda

 
El perro, considerado el mejor amigo del hombre, es un animal que transmite mucho con sus ladridos o el meneo de su cola, pero además dan pistas con los ojos, la nariz o la forma en que el animal inclina la cabeza; solo hay que entender lo que nos están queriendo decir.

Perros captan emociones en la voz humana, según estudio

 
 
Un estudio que sometió a un grupo de perros y humanos a un análisis en un escáner cerebral, demostró que existe entre ambas especies un mecanismo muy similar para procesar información emocional.

domingo, 23 de febrero de 2014

La crisis potencia la adopción y acogida de perros para combatir la soledad

 
La crisis ha potenciado la adopción y la acogida de perros, ya que son una magnífica terapia para combatir la soledad y olvidar las penas, según ha explicado hoy a Efe Benjamín Merino, presidente de la Sociedad Canina Castellana, organizadora de Fimascota, la feria de los animales de compañía.

jueves, 20 de febrero de 2014

Mira a la cara a los perros y aprende a leer en ellos la alegría, la desconfianza o la tristeza

 
Los perros nos hablan, lo hacen con su expresión corporal, pero también nos dicen lo que sienten simplemente mirándoles a los ojos. Igual que los seres humanos, son animales muy expresivos.

Perros y gatos pueden ver en ultravioleta

 
La capacidad de ver en ultravioleta está muy extendida entre animales como aves, peces y reptiles, pero es considerada rara entre los mamíferos y, por supuesto, una capacidad de superhéroe de ficción para los seres humanos. Hasta ahora, se creía que en este último grupo solo ratones, ratas, murciélagos, algunos marsupiales y, curiosamente, también los renos, podían ver las radiaciones de más alta frecuencia por encima del violeta en el espectro visible.
 
Sin embargo, investigadores británicos sugieren en un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, que perros, gatos, erizos, hurones y okapis también poseen esta supervisión. Según los científicos, esto podría explicar algunos comportamientos extraños de nuestras mascotas. Simplemente, están viendo algo que nosotros no vemos.

 
La luz está hecha de un espectro de colores. La luz visible, la que vemos los humanos, va del rojo al violeta. Por debajo de ese espectro se encuentran las ondas ultravioletas, que nosotros no podemos ver. En el estudio, los investigadores examinaron los ojos de un buen número de mamíferos muertos donados por zoológicos, veterinarios, mataderos o laboratorios científicos, y midieron cuánta luz llegaba a la retina del animal. Los investigadores descubrieron que muchos animales, incluidos perros, gatos, erizos, hurones y okapis, tenían ojos preparados para esta sensibilidad, lo que implica que pueden ver en ultravioleta.

 
Una habilidad útil
«Hay muchos ejemplos de cosas que los animales sensibles a los rayos ultravioletas podrían ver que los seres humanos no pueden, como patrones en las flores que indican dónde está el néctar, rastros de orina que llevan a la presa... Y los renos podrían distinguir a los blancos osos polares en la nieve», explica uno de los autores de la investigación, Ronald Douglas, de la City University de Londres, a Discovery News.
 
De esta forma, un gato o un perro podrían detectar a un animal de pelaje blanco, como un conejo, saltando a través de una ventisca de nieve, mientras que nosotros solo veríamos una imagen borrosa en blanco. Esto podría explicar algunos de los comportamientos extraños de nuestras mascotas. Quizás han visto algo que a nosotros nos pasa desapercibido.
 
 

domingo, 16 de febrero de 2014

De perros, cazadores y otras tristezas

 
Atravesaba la carretera. Cojeaba. Paramos el coche para dejarlo cruzar. Y me miró. Me miró como solo lo hace un perro abandonado. Y me atravesó el alma o los huesos o lo que atraviese la mirada de un perro que ha sido abandonado. Era un perro de caza. Como cualquier perro de caza: flaco, esbelto y de mirada triste. Los perros de caza siempre tienen triste la mirada. No era el primero ni el último que veíamos esta temporada. Los cazadores los abandonan cuando ya no huelen ni rastrean ni cogen a sus presas. Son perros para cazar y luego morir de tristeza. Los torturan, los hieren, los mutilan, los encierran en cajones hacinados unos sobre otros y, al llegar a las zonas de caza, los sueltan y los hacen correr, capturar, vencer... Y si ya no corren o pierden el olfato o se niegan a buscar una presa, les cortan las patas o los vapulean hasta morir o los cuelgan de los árboles atados a una pata o los ahorcan o los dejan al borde de los caminos para que se me rompa el corazón año tras año. He visitado un centro de Sevilla donde recogen galgos y podencos y puedo asegurarles que nada hay más desolador que el espectáculo de esas criaturas que se esconden al verte y tiemblan de pavor o se mean de miedo en una esquina cuando es un hombre el que se acerca a la jaula. Han sufrido tanto que no podemos hacernos una idea de cuál es el horror que han vivido.
 
 
No entiendo esa crueldad. No concibo que puedan existir seres humanos capaces de cometer semejantes salvajadas con otro ser vivo. ¡Es tan fácil dejarlos morir en paz con una simple inyección si es que están heridos o inútiles! Precisamente ellos tienen esa suerte: no existen leyes que les impida tener una muerte digna. ¿Para qué entonces, torturarlos de esa manera cuando no hay nada que obstaculice el poder dormirlos y que dejen de sufrir?
 
 
Puedo poner objeciones a la caza y dejar que me contradigan los buenos cazadores; puedo soltar discursos sin fin sobre cacerías y crueldades varias y permitir que vengan los aficionados y me digan las ventajas de la caza y las razones para llevarlas a cabo, etcétera, etcétera. Pero nadie, nadie de este mundo, podrá defender la crueldad humana contra los animales como algo natural y equilibrado. Me pregunto por qué lo hacen. Y las respuestas me acompañan el resto del viaje mientras vuelvo la cabeza para ver si nos sigue. No, no nos sigue por suerte para mí porque, si lo hiciera, volvería atrás para recogerlo y seguiría llenando la casa de animales tristes. Y ya tengo demasiados.
 

Miembro del Consejo Editorial de la opinión de Tenerife.
 
 

Un centenar de perros aprende normas de ciudadanía

 
La protectora Modepran imparte estos cursos para fomentar la integración del animal y disminuir los abandonos.
 
En la mañana del martes un centenar de perros y sus respectivos dueños se reunió en el viejo cauce del río Turia para recibir unas clases de ciudadanía dirigidas a los canes. "Son unas clases de obediencia urbana para que el perro no sólo sepa comportarse en la ciudad, sino que además esté concienciado y para que conozcan las ordenanzas municipales y sus obligaciones y derechos", explicó Amparo Fortea, responsable de Modepran y de los cursos.
 
 
"Ofrecemos esto de forma gratuita para evitar que el día de mañana existan más abandonos de los que sufrimos ahora por culpa de la crisis, y a veces también por problemas de conducta de los perros", añadió Fortea.
 
Las clases son impartidas por alumnos del Grupo de Formación CIM, que colabora con Modepran en esta iniciativa, y que prepara a sus alumnos para que se conviertan en futuros adiestradores. "Se trata de concienciar y de educar a los animales para que puedan convivir en ciudad; órdenes básicas como 'sentados', 'tumbados', incluso 'juntos', para evitar conflictos", señaló Esperanza Otero, una de las instructoras.
 
 
Las clases van dirigidas tanto a los dueños como a los propios perros. "Quiero aprender a manejar al perro para que pueda tener una vida social en condiciones y relacionarse con más gente", explicó Juan José Ferrer, vecino de Valencia y dueño de un perro de los considerados peligrosos. "Los peligrosos somos los seres humanos, no los animales; el animal se hace a nuestra semejanza", comentó.
 
 
Además de la vertiente práctica, también se imparte una sesión teórica para enseñar la conducta animal, las señales que los perros dan antes de entrar en agresividad o en estado de miedo. "La semana pasada hicimos teoría, y me interesó mucho para que aprenda normas básicas de convivencia, que me haga caso y no se pelee con otros", señaló Rocío, vecina de Picassent.
 
 
 

sábado, 15 de febrero de 2014

Un día de perros...

 
Lo confieso: hoy he tenido un momento Paris Hilton. Y me odio por ello. Pero mi perro, que es monísimo y todoloquetúquieras, pero estaba hecho un rastafari, necesitaba urgentemente un corte de pelo. Buscando en Groupon una peluquería canina asequible, he encontrado un ofertón de la Barkery de Corona del Mar, al sur de LA.

Por 34 pavos (25 leuros) Baloo ha recibido el tratamiento platinum que incluía baño con champú y acondicionador, secado y peinado, manicura canina, limpieza de patitas, orejas y glándulas (mejor no entrar en detalles), corte de pelo, perfume (dice mi chico que ahora el chucho “huele como un putón”), limpieza de dientes, mascarilla de arándanos y un cupcake para merendar.

Ahora entederéis el por qué de mi momento “rica heredera”… ¿Mascarilla de arándanos? ¿Cupcakes? Tiene delito la cosa, sobre todo teniendo en cuenta que a mi perro lo que más le gusta es comer hierba. Dos horas después, me han devuelto a la mitad de Baloo; la otra mitad ha debido quedarse en el suelo de la peluquería. Como siempre, me ha costado reconocerlo.

He aquí la secuencia: Baloo nada más llegar a la playa esta mañana; Baloo después de revolcarse durante dos horas en la arena; Baloo recién salido del salón de belleza.
 
 Sí, estoy de acuerdo, está mil veces más guapo en su versión muppet que con su corte de pelo de menina, pero era una cuestión de higiene.

Aunque no lo parezca, no he venido aquí a hablar de mi perro, sino a ilustrar la locura colectiva de los vecinos del sur de California por sus mascotas. En realidad, la Barkery es, como su propio nombre indica,una pastelería canina cuyo mostrador está lleno de cupcakes, galletas, bizcochos y pastas especialmente horneadas para perros. Nótese el detalle de las pastas de San Valentín, por si hubiera algún chucho enamorado hasta las trancas del chiguagua del vecino. Por cierto que los dichosos cupcakes cuestan lo mismo (3,5 dólares) que los de consumo humano que venden en Sprinkles.
 
Luego, me he acercado hasta el pijísimo centro comercial de Fashion Island y me he dado una vuelta por la igualmente pija boutique canina Muttropolis, donde algunos collares tienen incrustados cristales de Swarovski y los modelitos incluyen vestidos para ellas y pajaritas para ellos. Todo muy tremendo.
 

 
No he sucumbido. Baloo sigue teniendo su correa roñosa de siempre. No parece importarle. Espero que mi momento Hilton solo haya sido cosa de un día. O de una oferta de Groupon. Más que nada porque lo de Hilton con sus perros es insuperable: les construyó una réplica de su mansión de Beverly Hills (muebles incluidos) con aire acondicionado, armarios para su ropa, camas de Louis Vuitton y lámparas de araña. El colmo de la estulticia, vamos.
 
Aún así, Baloo se ha merendado encantado su cupcake (de ternera). Y yo me pregunto: ¿Estaré malcriando al chucho?
 
 

¿Necesitan abrigo los perros en invierno?

Un chihuahua con un abrigo rojo. Thinkstockphotos
 
Desde hace unos años, cuando el frío aprieta, los dueños enfundan a sus perros en abrigos de los más variados por las calles de la ciudad. Los perros tienen pelo que los protege; los abrigos, ¿son una moda o una necesidad?

“No todos los perros necesitan abrigo”, apunta a RTVE.es el veterinario Javier Gómez de la Clínica Ginzo de Limia en Madrid. “Si son jóvenes no lo necesitan porque cuando salen a la calle corren y saltan tanto que generan suficiente calor. Sin embargo, cuando son viejitos, se sientan o caminan muy despacio, en ese caso es conveniente ponerles un abrigo para que no cojan frío”, explica.
 
 
Hay razas diseñadas para combatir el frío con eficacia que tienen un pelo especialmente denso, como el san bernardo, el pastor de los pirineos o el husky. “Hay otras razas como el bóxer o el dálmata que tienen el pelo muy cortito y si la temperatura exterior es baja en contraste con la del hogar no está de más ponerle un abrigo de refuerzo. Es como si un chaval sale con camisa a la calle en pleno invierno”, ilustra el experto en animales de compañía.
 
 
Más común aún es ver a perros con impermeables. "En este caso los dueños se los ponen para su propia comodidad. Si tienes un perro de pelo largo y frondoso como un bobtail y se moja, tardas mucho en secarlo al volver a casa y es un engorro", comenta el veterinario con buen humor.
 

Pelo fino y algodonoso que aísla del exterior

El perro tiene una temperatura media de 38,5 ºC. Para luchar contra el frío dispone de pelaje protector que retiene una capa de aire sobre la piel, que la aísla del exterior. “Consiste en una capa de pelo corto, fino y algodonoso (borla) que es la que protege del frío y un manto más largo encima que evita que entre la lluvia o la nieve”, puntualiza el veterinario.
 
 
La eficacia del pelaje se intensifica con la contracción de los músculos horripilantes que se encuentran en la base de los pelos y los enderezan. De esta manera la capa de aire retenida en el pelo es más gruesa y aísla más. Son los mismos músculos que a nosotros los humanos, que perdimos el pelo hace un par de millones de años, nos ponen la piel de gallina.

Otro mecanismo que utilizan los perros para evitar perder calor es el mismo que usamos los humanos: la constricción de los vasos sanguíneos de las regiones periféricas del cuerpo, como las patas, las orejas y la piel. Así, la sangre no pierde calor al pasar por zonas muy cercanas a la superficie.
 
 
El comportamiento del animal también ayuda a minimizar la pérdida de calor. El perro reduce la superficie del cuerpo expuesta al frío adoptando posición de bola o arrimándose a sus congéneres.

Si con esto no es suficiente el perro recurre a un mecanismo de emergencia, tiritar, es decir, sufre temblores, que son movimientos rápidos de los músculos que generan calor. Es poco común, pero sucede en los perros que no están habituados a las bajas temperaturas.
 
 
 

domingo, 9 de febrero de 2014

La domesticación de los perros fue más difícil de que se pensaba

 

Antes de que los humanos formaran sociedades agrícolas, hace entre 11.000 y 34.000 años, los perros y los lobos evolucionaron de un ancestro común. Los investigadores creen que los primeros perros pudieron convivir con los primeros humanos cazadores y recolectores, adaptándose posteriormente a la vida agrícola.
 
La investigación, publicada en la revista PLoS Genetics, ha consistido en el análisis de los genomas de perros modernos y de lobos grises y ha sido liderada por científicos estadounidenses de las universidades de California y Chicago.
 
Han participado Óscar Ramírez, Belen Lorente Galdos y Tomás Marqués Bonet (ICREA), miembros del grupo de investigación en Genómica Comparativa del Instituto de Biología Evolutiv (Universidad Pompeu Fabra-CSIC).
 
El perro doméstico no desciende directamente del lobo
 
Las secuencias de lobo gris se han obtenido del genoma de animales provenientes de China, Croacia e Israel, en representación de las tres regiones en que se cree que los perros se originaron. Además se han empleado dos razas de perro (basenji y dingo) provenientes de áreas (África central y Australia) que históricamente se han mantenido aisladas de las modernas poblaciones de lobos, y también se ha analizado el genoma de un chacal, una especie que pronto se diferenció del resto de cánidos.
 
 
El estudio muestra que, con independencia de su procedencia geográfica, los genomas de los lobos analizados tienen más en común entre sí que con los perros. Esto sugiere que parte de la superposición genética observada entre algunos perros modernos y los lobos sería el resultado del cruce posterior a la domesticación de los cánidos y no una línea de descendencia directa de un grupo de lobos.
 
Tanto las poblaciones de lobos como las de perros redujeron significativamente su número después de la divergencia entre ambos grupos. Este resultado implica que la diversidad de las poblaciones de lobo actual no es representativa de la variabilidad presente en el momento de la domesticación.
 
 
El grupo de científicos catalanes ha trabajado en la duplicación de un gen, la amilasa (AMY2B), que facilita la digestión del almidón. La amilasa se había sugerido como indicador fundamental para la domesticación, dado que los primeros perros convivieron junto de la especie humana y se tuvieron que adaptarse a un régimen alimenticio mayoritariamente vegetariano, producto de una sociedad agrícola.
 
Pero al analizar doce razas adicionales de perros se ha visto que la situación es mucho más compleja de lo que se creía, dado que los dingo y los husky siberianos tienen pocas copias de este gen, mientras que algunos lobos actuales presentan más de dos copias, lo que indica que la duplicación de la amilasa no es exclusiva ni de los perros ni del proceso de domesticación.
 
 
Fuente: http://www.ecoticias.com/ y http://www.agenciasinc.es/

Cuidados para perros con diabetes

 
Los perros de mediana edad a ancianos son los más susceptibles a desarrollar la diabetes. Los que se ven más afectados son las hembras.

La diabetes canina es un trastorno hormonal que afecta con mayor frecuencia a los perros entre las edades de 5 y 9 años.

Los síntomas principales, debido a una alta concentración de glucosa en la sangre (azúcar), son el consumo excesivo de agua y orina frecuente a menudo acompañado por un aumento del apetito.



No hay cura, sin embargo, te presentamos algunas medidas importantes que puedes tomar con el fin de mantener la condición de tu perro bajo control, para que pueda vivir una vida normal.

El veterinario te aconsejará el tipo de alimento que tu perro debe comer y en qué cantidades.

Mantente alerta
• Si tu perro tiene inflamado el páncreas necesita evitar la comida enlatada por su alto contenido de grasa.


• Si tiene obesidad, el veterinario puede sugerirte algún alimento para perder peso, lo que puede ayudar a mejorar el control de su diabetes.

• Alimentos enriquecidos con fibra se han utilizado además de la insulina para el tratamiento de la diabetes en perros. Éstos tienen todos los nutrimentos que él necesita, además de un extra de fibra, que retarda la digestión y absorción de carbohidratos.

Los más propensos:
•Golden

•Pastor alemán


•Schnauzer miniatura


•Keeshonden


•Caniche


El tratamiento
Consiste en el suministro de inyecciones diarias de insulina y en seguir una dieta alimenticia.

Además, los perros diabéticos necesitan beber mucha agua debido a que la afección los hace orinar frecuentemente durante el día y pueden deshidratarse.


Consejos para la alimentación
Puedes comprar un alimento especial para perro con el veterinario.

Debido a que la dosis de insulina debe coincidir con la cantidad y el tipo de alimento que tu perro come, tendrás que alimentarlo con el mismo tipo y cantidad de alimento todos los días.

La mayoría de los veterinarios recomiendan alimentar a los perros con diabetes dos veces al día. Si tu perro prefiere comer más a menudo, esta bien. El punto es que debes esperar hasta que haya terminado de comer, para inyectarle la insulina.


Si tienes otras mascotas en el hogar, deben tener el mismo programa de alimentación (dos veces al día), así el perro con diabetes no comerá de su charola.

Evita las harinas con el fin de ayudar a tu perro a conseguir un mejor control de la glucosa en sangre.

Quedan prohibidos
•Alimentos ricos en azúcar como golosinas


•Suplementos de vitamina A

•Productos que contengan aceite omega 3 debido a que eleva los niveles de lipoproteínas de baja densidad, el colesterol y el azúcar

•Suplementos ni alimentos que contengan glucosamina, ya que impide la producción de insulina.

Ejercicio
El diagnóstico de diabetes en tu perro significa también cambios en su nivel de actividad.


La actividad física "quema" la glucosa en la sangre de la misma manera que la insulina lo hace.

Mantén a tu perro en una rutina de ejercicios razonablemente coherente. Su régimen de insulina habitual tendrá en cuenta esa cantidad de ejercicio.


Si estas planeando sacar a tu perro a hacer ejercicio extra, dale sólo la mitad de la dosis habitual de insulina.

Con información de José Manuel Ocampo, veterinario.


Fuente: http://www.am.com.mx/

sábado, 8 de febrero de 2014

Paseador de perros, una profesión incipiente en las calles de Asunción

 
Ver a un joven caminar con 10 a 15 perros por la ciudad es una estampa poco común en Asunción, pero más característica en otras grandes urbes, donde el ajetreo rutinario no permite dedicar un tiempo a las mascotas. Esa oportunidad como salida laboral fue observada por David Miranda, un joven oriundo de Mar del Plata (Argentina) que desde hace casi 2 años se dedica a pasear a perros en 4 barrios de la capital del país.
 
Miranda señaló que lleva trabajando hace 6 años en total en esta profesión. Se inició trabajando en Córdoba durante 4 años primeramente, donde aprendió a manejar a los perros. Luego se mudó a Paraguay donde vino “a probar surte”, que afortunadamente comenzó a ganar varios clientes. “Noté que en la ciudad no había nadie que se dedique a sacar a pasear a los canes”, comentó.
 
 
En cuanto a su metodología de trabajo señaló que primeramente inicia con un entrenamiento básico individual donde el perro se acostumbra a salir de paseo con él. “Le enseño a obedecer las órdenes, no salir corriendo detrás de otro perro, respetar las calles. En el segundo mes de entrenamiento, ya salimos con algunos perros, así se van acostumbrando”, explicó David Miranda.
 
Debido a que el joven es extranjero y conoce poco aún el país, señaló que se dedica a trabajar exclusivamente en los barrios Herrera, Villa Aurelia, Villa Morra y Los Laureles de la capital. A diario sale a pasear con 10 a 15 perros de todos los tamaños y todas las razas. El promedio de paseo con los animales son de 2 horas por cada perro, a diario camina entre 4 a 5 horas. “Ahora en verano trato de salir con pocos perro por vez, porque no quiero que les agarre un golpe de calor, ya que ellos sufren mucho con las altas temperaturas”, acotó.
 
 
El paseador indicó que dependiendo del trabajo que lleva entrenar al perro, varía los costos. Básicamente el entrenamiento cuesta 40.000 guaraníes y el paseo entre 25 y 30.000 guaraníes.
 
Multifacético
 
Otros servicios que presta es baño, peluquería y guardería canina. Cuenta además con la ayuda de una joven veterinaria y en conjunto prestan servicios veterinarios. En la noche trabaja como vendedor y repartidor de Sushi (comida japonesa). En tanto que los fines de semana trabaja en el campo con el dueño de uno de los perros que cuida, donde aprende sobre el cuidado de los animales de granja.
 
 
 

Los perros no olvidan

 
Cuando la miró desde dentro del coche, a través del cristal de la ventanilla, Paola se asomó al abismo de pensar que su perra Sua (fuego, en euskera) no la reconocería. Se equivocaba. Cuando bajó, la olió y la miró a los ojos después de tres años sin verse, la trató con la alegría franca de la que son capaces los perros. “No me puse a llorar por pudor, porque había mucha gente delante”, recuerda su dueña.
 
Algunos no olvidan tan fácilmente. Paola y la mestiza de pastor alemán y mastín llevaban tres años sin tocarse. Hasta el jueves. Lo que había pasado antes tiene muchas curvas, pero terminan en buen puerto. La vida de Sua comenzó torcida. Cuando era un cachorro, su dueño le dijo a Paola (que tenía 19 años), que la iba a sacrificar por ser “demasiado grande”. Ella se la quedó, pero hace tres años, esta guía de montaña se fue a trabajar a Perú. “No tenía dinero para llevármela, así que se la dejé a un conocido que vive cerca de Tafalla”. Cuando volvió un año después, la perra estaba “hecha a su nuevo hogar” y no quiso cambiar las cosas.
 
Hasta el domingo. El sábado, la perra se había perdido y la recogió Txus Carros, que es la que grabó el vídeo, en el centro de Pamplona. Cómo llegó allí desde su casa a 30 kilómetros de distancia “es un misterio” según Paola. Al parecer, la perra se escapó, se perdió y terminó llamando la atención de Txus al vagar por una plaza. Cuando la identificaron, finalmente se pusieron en contacto con Paola.