El Ayuntamiento Vitoriano establece el tiempo que los canes deben hacer ejercicio y limita a dos metros la extensión de las correas.
Tras atesorar el título de 'Green Capital' y poco después de estrenar su mandato como 'Capital Gastronómica' para el presente curso, Vitoria parece ahora dispuesta a sumar a su currículum de capitalidades la de 'Urbe de los canes'. Y es que el Consistorio de la ciudad alavesa acaba de aprobar una particular ordenanza -que entró en vigor el pasado sábado- con la que pretende sentar las bases de una nueva convivencia entre los vecinos, los perros y los dueños de los animales, poniendo especial atención en algunos de los derechos de estos peludos acompañantes.
Por ejemplo, los vitorianos ya no pueden mantener encerrados en sus coches a sus mascotas más de cuatro horas; eso siempre que no sea verano, cuando deberán aparcar a la sombra, puesto que también estará prohibido estacionar un vehículo al sol si hay un animal en su interior.
Quién sabe si el alcalde Javier Maroto pretende animar de esta manera a sus convecinos a que aten la correa -que no podrá superar los dos metros de extensión- a su 'Lassie' o 'Rex' de turno y estiren las piernas por el centro de la ciudad, donde sus múltiples zonas peatonales ya dan más de un quebradero de cabeza a los conductores. Eso sí, habrá que tenerlos convenientemente hidratados y para ello, nada de beber de las fuentes, que también estará multado. Los perros tendrán los espacios públicos a los que pueden acceder bien acotados pero de momento, los parques infantiles quedarán fuera de su alcance. Lo mismo que terrazas y jardines, que no podrán ser su ubicación habitual si los ladridos o sus idas y venidas molestan al resto de personas del edificio. En caso de que haya una agresión y el perro muerda a alguien, en tan solo 24 horas deberá realizarse una prueba veterinaria -a cargo del bolsillo del propietario- y en caso de no llevarse a cabo, se podría decretar el ingreso obligatorio del can en un centro especializado.
Nada de escaparates
La normativa delimita a ocho horas el tiempo que un perro puede permanecer atado e impone al dueño que su animal haga 30 minutos de ejercicio después de este periodo. La ley también regula los escaparates de las tiendas de animales. Nada de tener a los cachorros pegados a la ventana y que persona que pase persona que comience a golpear el cristal para captar la atención del aburrido animal. Ahora deberán estar colocados en un lugar del interior del local, donde no se estresen con tanto trajín. En el caso de los bares, serán los empresarios hosteleros quienes decidirán si la ronda del vermú puede hacerse con o sin mascota.
La mayoría de las infracciones está multada con entre 750 y 1.500 euros. Sin embargo, algunas faltas, las más graves, como abandono, envenenamiento, agresión grave y continuada o la muerte, pueden suponer más de 3.000 euros.
Fuente: http://www.diariosur.es/
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