Enrique Sancho.- No, no voy a referirme a la exitosa novela de Vargas Llosa, donde una perrita llamada "Malpapeada" servía de evacuatorio sexual a algunos alumnos de un colegio militar. Vaya por delante que he tenido perro y conozco las alegrías y las servidumbres que proporciona el tener uno. Sí me llama la atención la gran cantidad de perros que veo en Gijón. Yo no he visto tantos perros ni en Madrid, ni en ninguna ciudad que conozca. Sin embargo, no se ven perros callejeros como en otros sitios, lo cual es muy elogiable.
Todos comprendemos que la vida actual, sobre todo en las ciudades grandes, está llena de individuos que viven aislados en medio de la multitud. Que las posibles relaciones de pareja son escasas y más inestables de lo que han sido nunca. Que la soledad, la pérdida de un ser querido, y la renuncia de muchas mujeres a ser madres por las complicaciones que tiene el serlo en ésta moderna sociedad hace que muchas personas vuelquen sus sentimientos en estas extraordinarias mascotas, fieles y leales hasta la muerte.
Pero ¡ay!, esta proliferación de perros en la ciudad causa molestias a terceros. Aunque la inmensa mayoría de los dueños se preocupen de recoger los excrementos de sus mascotas, hay algunos menos cívicos que no lo hacen. En muchas calles tienes que ir con mucha atención para no pisarlas. Y ya me dirán cómo se recogen cuando tienen diarrea... ¡Simplemente ahí se quedan!
Ante esta gran cantidad de perros que se ven en parques, jardines, playa, paseos y calles de Gijón, creo que el Ayuntamiento debería tomar algunas medidas. Por ejemplo, crear una patrulla municipal especializada en velar por el cumplimiento de las normativas que tienen que cumplir las mascotas. Un veterinario me dijo que le consta que no todos los perros tienen puestas las vacunas reglamentarias.
Por otra parte, creo que nos llama la atención a muchos las caprichosas extravagancias que tienen algunas dueñas con sus perritos: tal parece que les quieren cambiar su naturaleza animal y convertirlos si no pueden en humanos, sí en "bibelots" vivientes.
Hay moda en las razas y dentro de los tamaños se busca mucho el tamaño "toy" que les permite a sus dueñas llevarlos en una bolsa colgada del cuello y con este sistema introducirlos en aviones, metro, autobuses y cafeterías. ¡Asómbrense también! que la ropita que llevan tiene moda, y todas las temporadas avispados comerciantes les invitan a comprarles modelitos nuevos. Si los abuelos fallecidos levantaran la cabeza les daría mucha risa saber que los humanos andamos por las calles recogiendo "caquitas" de los perros, y todas estas otras extravagancias. Seguramente dirían como en una zarzuela del género chico: "Marecita de mi alma como está la sociedad".
Para informar a futuros adquirientes de perros, les diría que hay que sacarlos tres veces al día, 365 días al año, haga frío, llueva o haga calor (un auténtico peñazo) y que eso te hará perder una gran cantidad de tiempo que puedes necesitar para formarte; y que la manutención, vacunas, collares antipulgas, baños, peluquería, veterinario, guarderías, juguetes y chuches que muchos dueños les dan pueden suponer un gasto de más de 100 euros mensuales. ¿No sería mejor con un 10% de esa cantidad librar a una criatura humana del tercer mundo de la miseria, la enfermedad y la muerte? ¡Piensa eso si tienes pensado adquirir uno!
Fuente: http://www.lne.es/
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