miércoles, 9 de octubre de 2013

El olfato, ¿instinto, juego, trabajo?

 
El olfato es el sentido más importante y más desarrollado del perro. En comparación con el olfato humano, que tiene aproximadamente unos cinco millones de receptores olfativos, el perro tiene entre doscientos y trescientos receptores olfativos en sus fosas nasales. Igualmente, la diferencia en el área alcanzada es descomunal: el humano tiene un área olfativa de unos cinco centímetros cuadrados aproximadamente, mientras que el perro tiene unos doscientos centímetros cuadrados.
 
 
INSTINTO
 
Para el ser humano, algunos olores pasan desapercibidos. En cambio, esto no sucede con el perro. Ellos se ayudan del olfato para orientarse y comunicarse, por lo que pueden hasta detectar el estado de ánimo de un ser humano dependiendo de su olor corporal. El olfato de los perros es diez mil veces más sensible que el sentido del gusto.
 
Pongamos un ejemplo claro de una misma situación:
* Punto de vista de un humano: ¡Anda! La vecina del tercero ha hecho una tortilla de patata.
* Punto de vista de un perro: ¡Anda! La vecina del tercero, que se ha lavado el pelo esta mañana, ha hecho una tortilla de patata de tres huevos porque el cuarto se le cayó al suelo y se le ha quemado por un lado porque se ha distraído mientras se ponía el vestido de franela de ocasiones especiales.
 
 
No cabe duda de que el sentido del olfato de un perro está increíblemente desarrollado. El mismo método se podría aplicar a la hora de saludar. Dependiendo del olor que emita un can, un perro se acerca a saludar más o menos cauteloso. Igualmente, las distintas razas caninas segregan olores diferentes. Por ejemplo, nosotros tenemos un vecino con un Beagle que no soporta a los Westin en general. En cuanto un perro de esta raza se acerca a menos de quince metros de él, el Beagle se pone alerta y no le quita ojo hasta que desaparece de su campo de visión. Es por ello que hemos llegado a la conclusión de que las diferentes razas emiten olores distintos, al igual que sucede entre los humanos: una persona de color tiene un olor más fuerte y pronunciado que una persona de piel más clara.
 
 
Otro dato curioso se presenta en el celo de las hembras. Cuando las hembras están en celo segregan unas sustancias denominadas feromonas sexuales que poseen un potente estímulo sexual para los machos, indicándoles que están dispuestas para la monta. De igual modo, hay situaciones en las que prefieren pasar desapercibidas, con lo que se ponen de cara al viento, evitando así su propio rastro. Este hecho demuestra que la continuidad de la especie canina se produce también gracias al sentido del olfato del perro.

JUEGO
 
 
Otro modo de demostrar la amplitud de los receptores olfativos de un can es mediante el juego. El perro reconoce objetos y personas de forma precisa por medio del sentido del olfato. Por ejemplo, si cogemos una pelota y la lanzamos a un cubilete donde se encuentran otras docenas de pelotas, nuestro perro cogerá siempre la que le hemos lanzado nosotros pues en ella han quedado restos nuestros de sudor y, por tanto, parte de nuestro olor corporal.
 
Un perro no puede ver la televisión, leer un libro ni ir al cine pero, al igual que nosotros, necesita tener aficiones, un entretenimiento que consiga tener su mente ocupada para evitar que sea él mismo el que encuentre su propia forma de entretenerse: ladrando, mordiendo, rompiendo objetos, comiendo muebles, destrozando cojines,... demostrando así altos niveles de estrés.
 
 
Muchos de nuestros clientes se asombran cuando les decimos "tú perro tiene estrés". Nos miran extrañados y no terminan de creérselo. Cuando les pedimos que se pongan en la misma situación que su mascota: encerrado durante ocho o nueve horas entre cuatro paredes y sin poder hacer nada, empiezan a comprenderlo un poco. Es ahí cuando les explicamos que hay que estimular mentalmente al perro a través del sentido del olfato, para evitar malas conductas presentes o futuras. Para ello, hay que tener paciencia porque hay que "enseñarles" a jugar y, sobre todo, hay que "enseñarles" a jugar a través del olfato.
 
 
Para ello, nosotros primero aconsejamos jugar de manera fácil. Por ejemplo, esparcimos por el suelo pequeños trocitos de salchicha o pavo en línea, habiendo dejado previamente al can sentado y esperando nuestra orden (Esto requerirá mucha paciencia si el perro no está adiestrado, pero poco a poco hay que conseguirlo). Una vez hayamos dejado el rastro de comida, le daremos la señal y le incitaremos a buscar diciéndole "busca". El perro olfateará toda la fila de salchichas y se lo comerá como premio. Una vez finalizado el ejercicio, premiaremos a nuestro perro con un abrazo, caricias y palabras cariñosas como "muy bien mi campeón", "¡qué bien lo ha hecho mi pequeño!",...
 
 
Para dificultar un poco más el ejercicio, podemos poner trozos de salchicha encima de una silla, una mesa o cualquier otro objeto que esté situado a otro nivel. Al perro le costará un poco más localizar la comida, pero estará dispuesto a intentarlo sólo por el premio.
 
Hay que tener cuidado de no sobrealimentar al animal. Si jugamos con nuestro perro a este juego, deberemos darle menos pienso e, incluso, no darle la ración que le corresponde ese día.
 
Hay otros juegos que podemos hacer con nuestro, pero de esto hablaremos en posts posteriores.
 
TRABAJO
 
El hecho de que el perro reconozca objetos y personas de forma precisa por medio de su olfato, ha llevado a que éstos colaboren en búsquedas de personas, estupefacientes, sobrevivientes y fallecidos de catástrofes climáticas,...
 
 
Como perros de la policía y rastreadores tienen un valor incalculable. Explosivos, drogas, salvamentos,... Estos perros tienen un valor inestimable dentro de estos colectivos. En aduanas es casi imposible que se les escape alguna materia peligrosa. En terremotos, inundaciones,... son capaces de encontrar personas situadas a más de doce metros de profundidad bajo tierra, ya que pueden percibir sus olores.  Bajo los escombros o entre el lodo, su olfato es la mayor ayuda para encontrar supervivientes.


Pueden seguir la pista en rescates de personas desaparecidas y de fugitivos, ya que pueden seguir un rastro y aislar un olor de entre los demás. Para ello, son capaces incluso de aislar los olores de las diferentes personas que han invadido la escena a velocidad sorprendente.

Incluso, gracias a su capacidad olfativa, son capaces de detectar cáncer y otras enfermedades. Según unos estudios publicados en la revista DVM News Magazine, un grupo de investigadores ha podido demostrar que, gracias a su olfato, unos perros adiestrados consiguieron reconocer el cáncer de próstata en la orina humana. En caso de pacientes con diabetes, también se han hecho estudios y se ha comprobado que son de gran ayuda porque son capaces de prever un ataque hipoglucémico (bajada de azúcar en sangre) incluso antes que el propio paciente.


Así que ya veis, el olfato de los perros es un sentido de incalculable valor tanto para ellos mismos como para nosotros, los seres humanos. Una ayuda de inestimable valor.
 

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