No es una moda ni una extravagancia. Contratar un seguro para perros responde a una necesidad para muchos amigos de los animales. Más allá de lo esnob que pueda parecer el hecho de decir «he contratado un seguro para mi perro» existen motivos fundamentados: el artículo 1905 del Código Civil hace responsable al dueño de los daños o perjuicios que los animales pudieran ocasionar.
De esta manera, todos los perros –y no solo los de caza o las razas potencialmente peligrosas– tienen que estar asegurados de acuerdo con la ley. Al menos han de tener un seguro de responsabilidad civil para evitar problemas. Pero, ¿qué pasa con el resto de mascotas?
En España están registrados casi cinco millones de perros y gatos. Para ellos existen varios tipos de seguros que poco tienen que ver con el de responsabilidad civil. Son pólizas veterinarias que cuidan de las mascotas –y también del bolsillo– como un seguro médico más.
Mientras que en España este tipo de seguros son casi una novedad, en Inglaterra y en Estados Unidos son los quintos más vendidos. Su funcionamiento es muy similar al seguro de salud que pueda tener contratado cualquier persona: se paga una cuota anual a cambio de tener cubiertos los gastos veterinarios. Más si tenemos en cuenta que no existe una «Seguridad social» animal.
Dos tipos de seguros veterinarios
«La crisis ha hecho que la gente se preocupe por tener más protegidas a sus mascotas», mantiene Carlos Romera de Micompi.com, un comparador de seguros para perros. Esta startup andaluza, que lleva cinco años en el sector, trabaja con 11 compañías que ya ofrecen este tipo de servicios. Según sus datos, el mayor número de pólizas contratadas corresponden a las de responsabilidad civil, mientras que las que tienen mayor volumen de primas son las de seguros veterinarios.
Para los propietarios de las mascotas existen dos tipos de estos seguros. Por una parte está el denominado libre, en el que el usuario elige a su veterinario de confianza y después la compañía le reembolsa las facturas hasta mil euros al año (o 2.000 euros, según los casos). El precio medio de este tipo de seguros está entre los 150 y los 200 euros por año que se pueden pagar semestral y trimestralmente.
El segundo tipo es más restrictivo. El usuario, para recibir el importe de la factura, sólo puede ir al veterinario que le corresponda de entre los concertados por la aseguradora. Esta desventaja a cambio hace que este sea el tipo más barato.
Idelfonso se enteró de la existencia de estas pólizas de casualidad. Le habían dicho que tenía que contratar un seguro de responsabilidad civil por las características de su perro, un bóxer de gran tamaño, pero más adelante le convencieron de ampliar la cobertura a uno que le cubriera el veterinario.
Algunas de las pólizas incluyen la cobertura en caso de robo de la mascota
Y es que, con variaciones, las coberturas de estos seguros son muy diversas. Mapfre, por ejemplo, ofrece «cobertura integral de gastos veterinarios, la posibilidad de asegurar animales de valoración elevada y perros de trabajo, cobertura en caso de robo o extravío y defensa Jurídica con servicio de orientación veterinaria». El Corte Inglés ofrece «asistencia jurídica ante infracciones administrativas (excluidos perros destinados en exclusiva a la caza), mayores de 3 meses y menores de 10 años que se encuentren en buen estado de salud y con número de identificación».
Para Carlos Romera, que además del comparador ha creado un directorio de veterinarios, considera que es importante tener un seguro porque «con una sola urgencia veterinaria amortizas el seguro». Una razón de peso teniendo en cuenta que las estadísticas dicen que el promedio de visitas es de dos por año.
Fuente: http://www.abc.es/
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