viernes, 12 de octubre de 2012

Confesiones: Un cachorro en casa...





Confesiones de una compradora de un cachorro de Toysacan...


Un pensamiento particular, que debería ser internacional, general, global, universal... ¡Válido para todos!

Era sólo una bolita de pelo. Pequeña. Torpe. Inquieta. Una bolita de pelo que piensa por sí sola. Curiosa. Activa. Juguetona.

El escalofrío que recorrió mi cuerpo fue electrizante, casi como cuando le vi por primera vez. ¡No podría creérmelo! Ya había llegado a casa, mi casa, su casa. Fue un atropello de sensaciones que me inundaron por dentro... y por fuera. Llevaba mucho tiempo preparando ese momento. Era feliz, inmensamente feliz.

El pequeño cachorro tenía unos ojos más grandes que la cabeza y una cabeza casi más grande que el cuerpo. Era inusualmente desproporcionado, pero ya crecería y se formaría. Sus orejas, largas y peluditas, enmarcaban una carita llena de ternura y timidez. Su expresión en los ojos era al mismo tiempo de incertidumbre y curiosidad. Lo mismo que debió ver reflejado en los míos.  



Estaba tan contenta, que no podía dejar de achucharlo y besuquearle. En tan solo cinco minutos juntos, ya me había robado el corazón.

El pequeño cachorro no dejaba de morderme, de correr torpemente por toda la casa, de oler, investigar, curiosear... Recuerdo claramente cómo jugaba con cualquier cosa que encontraba, fuese un juguete o no. Le había comprado una pelota  pequeña de color amarillo, con la que parecía tener una guerra de poder. La pobre pelota, absorta en su mundo nulo, era golpeada una y otra vez con cada una de las paredes, si no tropezaba con las patas de mi pequeño cachorro. Para él era toda una aventura llena de nuevos juegos y distracciones.

Sin embargo, cuando cogía una de mis zapatillas para devorarla con fricción, con todo el dolor de mi corazón, no podía más que regañarle y darle pequeños azotes en el culete. El cachorro tenía que aprender qué estaba bien y qué estaba mal. Yo le enseñaría.

Razonablemente, el pobre cachorro, con tanto juego y tanta excitación, no pudo evitar alejarse dos pasos más allá, agachar el pompis y miccionar con cara de no haber roto un plato en sus dos meses de vida.  Una vez terminado, como no podía ser de otra manera, se acercó corriendo hasta mí de esa manera tan peculiar suya y reinició el juego como si no hubiese sucedido nada fuera de lo usual.




Con los días, las semanas, los meses,... el pequeño cachorro fue creciendo, aprendiendo, descubriendo. Conectamos muy bien y, siendo su educación autoritaria y firme, nos convertimos en amigos inseparables de juegos, confesiones, alegrías y tristezas.

Pocas veces me ha defraudado como amigo, por no decir ninguna. En pocas ocasiones no me ha mostrado su pasión por mí moviendo la cola, chupándome, jugando conmigo, dándome calor,...

Tenemos una amistad excepcional que muchos querrían para sí. Nuestra unión, basada en el respeto mutuo, ha llenado mi vida de alegrías y experiencias inolvidables que me han invadido por dentro de una felicidad indescriptiblemente arrolladora.

Llevando ya tres años juntos, no puedo entender cómo hay personas que pueden tener la sangre fría de abandonarlos en la calle sin mirar atrás. Me encoleriza saber que hay personas que les maltratan sin motivo (porque nunca lo hay). Me entristece conocer el gran número de perros que recorren nuestras calles buscando algo de alimento y paz.

Yo he vivido los tres mejores años de mi vida (y los que quedan). No podría describir la cantidad de momentos que hemos vivido juntos, buenos y malos, pero que siempre hemos compartido el uno al lado del otro. Él me ha enseñado cosas que hasta el momento desconocía, y seguro que me enseñará más.

Podría decir que mi experiencia ha sido y es completamente satisfactoria. Haber comprado un cachorro de cocker spaniel inglés ha sido una decisión importante en mi vida, pero que a todas luces ha sido increíblemente plena y acertada.

Una vez más, y lo repetiré hasta la saciedad, GRACIAS. Gracias por darme esta oportunidad, gracias por elegirme para cuidar uno de vuestros cachorros, gracias por vuestro interés eterno, gracias por los detalles, gracias por los miles de correos electrónicos, gracias por las fotos recibidas, gracias por vuestra amistad,... Gracias y mil veces gracias. No me cansaré de repetirlo. GRACIAS.



No hay comentarios:

Publicar un comentario