martes, 25 de noviembre de 2014

«Los perros me aportan alegría, felicidad y muchas ganas de vivir»

La presidenta de la protectora Arca pasea con frecuencia por el entorno del faro de Caveiro,
en el litoral sonense. CARMELA QUEIJEIRO
 
Tiene dos canes en casa, pero en estos momentos acoge a otros 24 animales.
 
 
Descubrió el faro y la playa de Caveiro, en Porto do Son, siendo niña y, ya entonces, este paraje quedó grabado en la retina de Luisa Santos, presidenta de la protectora Arca. Acudía a él en vacaciones, pues la primera mitad de su vida, la pasó en Inglaterra, a donde sus padres emigraron. Ahora, acude a este rincón con frecuencia: «Es un sitio genial para pasear con perros y para sentarte a olvidarte del mundo».
 
Fue precisamente la paz y la tranquilidad que se respiran en el territorio barbanzano lo que llevó a Luisa Santos a trasladarse desde Inglaterra: «Cuando mis padres se jubilaron regresaron a casa, pero yo me quedé, hasta que llegó un momento en el que el cuerpo me pidió un cambio. Estaba cansada de las prisas, del estrés y quería una vida más relajada».
 
En parte, encontró en Barbanza el sosiego que buscaba: «Tengo hijos que se criaron en la calle, algo que es impensable en Inglaterra. La libertad que ellos tuvieron aquí no la cambiaría por nada». Pero, por otra parte, la vida de Luisa Santos dio un vuelco tras fijar su residencia en esta comarca y adquirió una actividad inesperada. Los animales, muy especialmente los perros, fueron los responsables: «Siempre tuve mascotas y mantuve un feeling especial con los animales. Cuando llegué aquí, en el año 1992, no me gustó el panorama que encontré».
Más de 300 rescates
 
Perros que se pasaban toda la vida atados a cadenas y canes hambrientos deambulando por las calles conseguían quitar el sueño a Luisa Santos: «La gente se preocupaba más de las gallinas que de los perros. Mi conciencia no me permitía ver esas estampas». Recuerda con cierta gracia la primera vez que trató de comprar galletas para mascotas en supermercado: «La dependienta me miró con cara de sorpresa. Y es que por aquel entonces ni siquiera era fácil adquirir pienso para perros».
 
Harta de escuchar a personas que compartían sus sentimientos decir que nadie hacía nada por cambiar la situación, decidió, junto con un grupo de compañeros, montar Arca. En su año y medio de funcionamiento, la protectora ha rescatado a más de trescientos animales y ha llevado a cabo una intensa labor en materia de concienciación: «En los veinte años que llevo aquí he visto una gran evolución. Me siento muy orgullosa porque la gente ha dejado de tener vergüenza, entiende que un perro es un compañero y que hay que tratarlo como tal».
 
Pero Luisa Santos y sus colegas de aventura creen que el camino a recorrer es todavía largo: «Queda mucho por hacer». El gran caballo de batalla de Arca en estos momentos es conseguir que se cumpla la ley: «Si cojo cuatro berberechos en la playa me multan, pero si abandono o maltrato a un animal no pasa nada. Me sorprende que se proteja más a los berberechos que a los perros. Si empezaran de una vez por todas a aplicar la ley, la situación cambiaría».
Labor de concienciación
 
Luisa Santos también considera fundamental concienciar a las nuevas generaciones: «Cuando alguien se hace cargo de un animal tiene que saber que vivirá entre 14 y 16 años, un perro no puede ser un capricho. También hay que tener en cuenta la raza elegida, porque los cachorros crecen».
 
Y ella sabe de lo que habla. En estos momentos, hay casi treinta animales correteando y ladrando por su propiedad. Dos perros y un gato son de ella, los otros 24 canes están de forma temporal, en régimen de acogida. Pese al trabajo que requiere esta gran familia, Luis Santos asegura que compensa: «Los perros me aportan alegría, felicidad y ganas de vivir. Saber que ellos están bien es para mí lo más grande, una satisfacción enorme».
 
 
 

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