lunes, 16 de febrero de 2015

Mushing: deporte y perros en plena naturaleza

Mushing / FOTO: S&DDunnington - Flckr
 
Una divertida excursión en trineo rodeados de paisajes nevados de gran belleza.
 
FICHA TÉCNICA
Actividad:  Mushing
Tiempo aprox.: de 15 minutos a 1 hora
Precio aprox.: 60€ por persona
Zona: Andorra
Otras actividades:  Esquí de fondo, raquetas, motos, tubbing ...
 
Llega la nieve y con ella las bajas temperaturas.  Es tiempo de abrigarse y disfrutar del frío en plena naturaleza y, si además lo hacemos con animales, la experiencia es más gratificante. 
 
Una propuesta divertida y emocionante es el mushing,  que consiste dar un paseo en trineo arrastrado por perros mientras se disfruta de los paisajes nevados. 
 
Aunque ahora esté relacionado con el deporte, antiguamente los perros eran un medio de transporte fundamental para sobrevivir y desplazarse en los lugares donde la nieve lo hacía casi imposible. Los perros de trineo, normalmente huskies, descienden del lobo y son una raza de extremadamente resistente a las bajas temperaturas. 
 
En Andorra, en la estación de esquí de Granvalira, es posible realizar esta actividad en dos tipos de modalidad: excursiones con un guía o bien optar por conducir uno mismo el trineo. Es divertido de las dos maneras, sólo hay que ir bien equipado y estar dispuesto a disfrutar junto a estos inquietos animales. 
 
Para empezar hay que colocarse bien, mirando de no pisar las cuerdas a las que van sujetos los perros, además, en las subidas es mejor bajar del trineo y ayudar, y en las bajadas no hay que esforzarse, solo disfrutar de la velocidad. 
 
Cuando contratemos esta excursión, un músher enseñará los perros y dará unos pequeños consejos para manejar el trineo correctamente .
 
La actividad comienza luego, todo está preparado y los canes quieren salir a correr, se impacientan, ladran... estamos esperando la señal mientras nos ponemos protección solar. Tres, dos y uno… salimos, los perros empiezan a tirar con brío, hay que agarrarse para no caerse.  Seguimos al guía, todo va bien, pero los perros se aceleran,  se nota que les gusta correr, vamos dando pequeños saltos mientras admiramos las espectaculares las vistas.  La sensación de libertad nos acompaña, los perros siguen tirando y corren más, hay que frenarlos con gritos y silbidos. Si giramos en alguna curva nos agarramos fuerte, de vez en cuando, el músher realiza una parada y nos pregunta qué tal vamos. Continuamos, vamos por un camino marcado y los perros siguen jugando. Sobre el trineo, el tiempo pasa volando y el trayecto se hace corto. Casi sin darnos cuenta, ya hemos llegado. 
 
Ha sido una experiencia llena de emoción y un recorrido muy entretenido.  Algo especial para realizar al aire libre en pleno invierno. 
 
Un día en Andorra la Vella 
 
Durante todo el año se puede realizar una visita a este pequeño país llamado Andorra, pero es en invierno cuando es más atractivo. 
 
Situado en los montes Pirineos, entre los países de Francia y España, a menos de tres horas de Barcelona, se pueden realizar gran variedad de deportes invernales:  esquí, snowboard,  randonee, esquí de fondo, telemark, halfpie... Sus cuatro estaciones de esquí lo convierten en un paraíso para los amantes de estos deportes. 
 
Pero si preferimos el contacto con la naturaleza sin tantas aglomeraciones y de forma más económica, es posible realizar diversas caminatas por el anillo verde que envuelve la villa. El itinerario une dos zonas: la acequia de L’Obac, la zona más boscosa, con los huertos y los cultivos de tabaco, y la acequia de El Solà, que es el gran mirador del valle. Esta puede ser la primera aproximación a Andorra. 
 
Luego podemos adentrarnos en el centro histórico de Andorra la Vella, formado por los barrios de El Pui, El Puial, Barri Antic y Cap del Carrer. Todavía mantiene su antigua estructura de calles estrechas, casas bajas, algunos hostales y pequeños comercios de toda la vida. Y durante el recorrido podemos observar algunos edificios interesantes como: la Casa de la Vall construida en 1580, actual sede del Consejo General, Iglesia de Sant Esteve, del siglo XI, que todavía conserva el ábside semicircular románico, y por último, la iglesia de Santa Coloma, una de las iglesias prerrománicas más antiguas y emblemáticas del Principado. 
 
Además, Andorra está considerada como gran centro comercial. Es un buen lugar para obtener productos del país vecino, sobre todo quesos y lácteos - hay cosas imposibles de encontrar en España -. Algunas marcas de cosméticos y productos de lujo, aún hoy, siguen siendo más económicas y, por supuesto, el tabaco y el alcohol que son sus productos estrella. Aunque el paso por aduana restringe el volumen de lo que nos queremos llevar. 
 
Después de tanto andar e ir de compras seguramente tendremos hambre, es el momento de probar alguna de las especialidades de la zona en lugares como en el Rebost del Padrí o la Borda Poblado. Platos de montaña cuya base es la carne de la caza, el cassoulet, el civet de venado o de jabalí, o bien platos a base de ternera y cerdo como las rostes a la mel, especie de lonchas de cerdo rehogadas en miel y vinagre, y las costelles a la llosa, costillas de cordero fritas en manteca de cerdo, aderezada con ajo, sobre una losa calentada al fuego. No hay que decir que hay mil y una alternativas irresistibles donde comer. 
 
Y, si estamos agotados de un día sin descanso, no hay nada mejor que relajarse en  el centro termal de Caldea de aguas calientes, ricas en minerales, sodio y azufre. Nos quedaremos como nuevos. 
 
Para acabar el día, si todavía tenemos fuerzas, podemos disfrutar de la  noche con una amplia oferta nocturna, el Buda, la Cova... lugares donde tomar una copa y disfrutar de la compañía. 
Un pequeño país  más cercano de lo que nos imaginamos.
 
 
 

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