miércoles, 4 de marzo de 2015

Contarle un cuento al perro

 
La asociación Terracan imparte talleres de fomento a la lectura con animales en colegios y librerías.
 
Los perros que adiestra Juan Miguel Tadeo no se cansan de escuchar más de una vez clásicos infantiles como Caillou, 101 dálmatas o Claude. Y puestos a colaborar, hasta participan en la dramatización de algunos cuentos. Nadie mejor que un perro para hacer de perro.
 
Entrenados para participar en terapias con niños, ancianos o discapacitados, ahora también ejercen de público fiel a los primeros lectores.
 
La asociación Terracan lleva varios meses organizando talleres de lectura con sus animales. La semana pasada estuvieron en El Corte Inglés y antes lo hicieron en la librería Tusitala del Casco Antiguo y varios colegios. Incluso participaron niños de programas sociales de Cruz Roja de Badajoz y Montijo y la acogida, cuenta Tadeo, no puede ser mejor. Por su experiencia como adiestrador profesional sabe que los niños interactúan muy pronto con los animales.
 
Terracan trabaja con cinco perros, entre ellos un pit bull, un labrador y un golden, adiestrados para acercarse a los niños y permanecer en silencio y quietos escuchando lo que leen los chicos.
 
A los niños que están aprendiendo a leer o tienen dificultades para hacerlo en voz alta, les motiva porque pueden dirigirse a los animales sin temor a que le juzguen o le interrumpan. El instructor habla de una aportación clave en este ejercicio: seguridad. «Le ofrecemos al niño un par de libros y le decimos que le pregunte al perro, que elige uno con la nariz y se sienta a su lado para escuchar». Mientras lee, el animal se comunica con el niño pidiéndole que le acaricie y hacerle entender que le gusta escucharlo.
 
Según explica Tadeo, se trata de que el niño también se preocupe por su compañero de lectura y observe como se comporta e implicarle en sus emociones. «Cuando les dice que el animal necesita dormir, cambian el tono para que se relaje».
 
La terapia beneficia, sobre todo, a niños de entre seis y ocho años a los que todavía le cuesta comprender lo que leen y al dirigirse al animal prestan más atención. Con estos ejercicios también se potencia la expresión oral y los niños aprenden el respeto a los animales.
 
La interacción no se limita sólo a un niño dirigiéndose a un perro, también hay actividades en grupo donde los chicos montan una recreación de cuentos con los animales.
 
A través de cuentacuentos, marionetas, música o baile despiertan en los participantes la curiosidad sobre un ser para ellos fascinante.
 
Tras participar en los talleres -cuentan en Terracan- hay niños que siguen organizando sus propias sesiones de lectura caseras si tienen perros en casa.
 
En la asociación recuerdan que en los últimos años han aumentado el uso del perro en terapias sociales y no es más que otro escalón de la estrecha relación entre el perro y el humano.
 
Hay muchos estudios que corroboran los beneficios de la terapia asistida con perros en personas mayores con alzheimer u otras demencias. En Terracan también se ofrecen para que centros de asistencia social incorporen este tipo de terapias.
 
A los ancianos con alzhéimer, por ejemplo, les ayuda a combatir la sensación de soledad o a mantener la actividad física y mental.
 
 
 

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