Ruby es una labradora de tres años cuyo particular caso de alergia ha captado la atención de miles de personas. A diferencia de otros perros, Ruby no puede correr libremente por el césped, roer huesos y, lo más llamativo, no puede comer comida para perros porque es alérgica a ser uno de ellos.
"¿Cómo puede ser un perro alérgico a todas las cosas que los perros normalmente adoran hacer?" Karen Stanfield, su dueña de 27 años, lidia todos los días con este tipo de cuestiones cada vez que alguien le pregunta por los extraños hábitos de su perra.
Y es que Ruby es alérgica a la carne, la leche, los ácaros del polvo y a algunos tipos de hierba, por lo que Karen se ve obligada a mantener impecable la casa donde viven para dejarla libre de ácaros, también tiene que procurar hacer seguir a Ruby una dieta estricta en base a comidas vegetarianas caseras en vez de comida para perros, tiene que lavarla cada vez que se pone en contacto con hojas y hierbas de la calle, y tiene que
suministrarle
un
medicamento
para mantener bajo control sus estornudos.
Precisamente debido a frecuentes estornudos y otros síntomas, Karen se dio cuenta de que algo no iba bien con Ruby ya que era una perra totalmente distinta, a la que había que arrastrar para salir a pasear, y que por mucho que comiera, perdía más y más peso.
Desesperada por la situación, Karen acudió al veterinario donde le realizaron un análisis especial de sangre para determinar alergias de animales domésticos y dieron con que la causa de sus problemas era una serie de alergias incompatibles con ser un perro, pero nada que no pudiese mejorar con dieta estricta.
Y así fue, un año después de seguir las pautas del veterinario, Ruby recuperó su peso y sus ganas de salir de paseo. Ahora Ruby es como cualquier perro solo que con algunas intolerancias como pueden tener algunos humanos.
Si quieres conocer más sobre Ruby, clickea aquí.
Fuente: http://www.europapress.es/
Precisamente debido a frecuentes estornudos y otros síntomas, Karen se dio cuenta de que algo no iba bien con Ruby ya que era una perra totalmente distinta, a la que había que arrastrar para salir a pasear, y que por mucho que comiera, perdía más y más peso.
Desesperada por la situación, Karen acudió al veterinario donde le realizaron un análisis especial de sangre para determinar alergias de animales domésticos y dieron con que la causa de sus problemas era una serie de alergias incompatibles con ser un perro, pero nada que no pudiese mejorar con dieta estricta.
Y así fue, un año después de seguir las pautas del veterinario, Ruby recuperó su peso y sus ganas de salir de paseo. Ahora Ruby es como cualquier perro solo que con algunas intolerancias como pueden tener algunos humanos.
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